El caso es que tampoco recordaba de quién había sido la maravillosa idea de venderles la Web 2.0 a esta empresa en no-se-sabe-donde. Entonces recordó a Richard (del que él era su mano derecha y hombre de confianza), recordó su mirdada fija y en ocasiones perdida mientras que listaba números casi de memoria sobre número de clientes, empleados, sueldos medios, rentabilidades, cotizaciones,... de lo que él llamaba "una cenicienta que debemos rescatar para globalizar".
Soul & Health Fruits era una empresa muy rural pero que había hecho un gran diseño de producto, al parecer un par de estudiantes de ingeniería agrónoma y uno especializado en la bioquímica habían diseñado un vegetal totalmente natural, con un aroma y un sabor únicos. Además de propiedades muy específicas para ayudar a la digestión en las comidas pesadas y de servir de estimulante para reactivar al organismo de forma progresiva mientras uno hace la digestión. Se vendía por toneladas al minuto en todo el mundo, pero no tenían ni siquiera un miserable e-mail. ¿Cómo se las apañaban? Usaban un distribuidor de confianza que ponía su imagen y todo su servicio de logística global.
Richard opinó que no explotaban al máximo su potencial, que estaban perdiendo oportunidades de negocio cada minuto al no exprimir su potente imagen de producto frente al escaparate global de la Web 2.0. Y sobre todo, Richard pensó lo potente que sería para la empresa TheBigWebPhantomScope tener un producto con tal repercusión en un sector completamente despoblado de grandes proyectos. Solía decir, "Si es bueno para el cliente debe ser como mínimo doblemente bueno para nosotros".
Robert había decidido que se tomaría un gran café solo celebrando su previsión ya que a pesar de haber salido de la oficina con 12 horas de adelanto sólo le quedaban 10 minutos para acudir a la cita. Había podido dormir unas 3 horas en un hotel de gasolinera durante la parte civilizada del trayecto. Y ahora se encontraba en un café de la pedanía en la que se veía al fondo cuatro viejos fumando y jugando a las cartas y a nadie en la barra.
No sabía qué le molestaba más que no hubiese nadie atendiendo o que aparentara que nadie iba a venir en muchos minutos.
Finalmente alguien asomó un rostro por la cortina que daba a la cocina y que accedía a la contra barra. Se asomó pero no se molestó en salir corriendo, al parecer la figura femenina estaba apurando un cigarro. Se lo terminó, al menos eso intuyó, y con tranquilidad y con expresión "¡¿A ver que querrá el tipo este?!" se dirigió desde el fondo hacia Robert.
Robert desistió por unos segundos de pedir ningún alimento o líquido bebible de tal antro. Pero a continuación y en cuanto la mujer se colocó a escaso medio brazo de su lado de la barra, Robert espetó con tono infantil: "Un café americano... por favor". Al oirle la mujer no inmuto el rostro y se dirigió con una media vuelta perfecta a una cafetera en la que Robert no había reparado con un café humeante de mala pinta por el tiempo indeterminado que llevaría re-cociéndose y de color negro como el betún en una película de los 50.
Ahí estaba su gran taza de café solo largo. Ya lo había pagado. Robert siempre tubo la sensación de que si una transacción económica se había llevado a cabo debía consumir el producto, bien o servicio de forma imperativa. Sin ninguna contemplación a sus gustos, necesidades o deseos posteriores al pago.
Lo bebió prácticamente de un par de tragos, al ritmo más rápido que le permitía no quemarse demasiado y salió del bar o lo que fuese aquello.
Acto seguido encontró la oficina en el mismo edificio que la coperativa tenía parte de la cadena de lavado y empaquetado y subió buscando el despacho del Gerente. Realmente era el único despacho que existía en la planta superior de la enorme nave.
Era una gran sala decorada con una bella y simple esquisitez y diferenciando cada uno de las áreas de trabajo hasta tal punto que simplemente por la ubicación y disposición tanto del escritorio como de la disposición de sus elementos se podría intuír fácilmente las funciones de cada empleado: A la izquierda los departamentos de Asesoría y Contabilidad, alineado con el despacho técnico con muchos gráficos y muestras de ensayos a modo de decoración, en frente de esta hilera de mesas organizadas se encontraba otra hilera en la que pudo ver varios departamentos, diseño de sistemas de riego, representantes legales y lo que intuía como representantes sociales.
Se encontró en el justo medio de la sala con un representante de cada espacio definido por él al vuelo. Era el único espacio confinado por cristales, la sala de juntas. No hubo una recepción. Sólo tubo que entrar. El espacio era tan lógico que cualquier persona humana hubiera reconocido las partes, entendido el todo y se habría dirigido al sitio correcto. Robert tenía una sensación de total comodidad. Eso debía ser lo que él vendía como Usabilidad.
Sorprendentemente nada más entrar reconoció a cada uno de los asistentes. ¿Cómo es posible? Acto seguido tras su pregunta retrospectiva Maurice comenzó a hablar:
- Hola Robert, encantado de volver a conocerte. Esta vez de verdad. Los aquí presentes coincidimos en rechazar tu oferta.
Robert, no podía dar crédito a lo que oía. No había dicho nada y Maurice había dicho que no....¡Por dios! Independientemente de la negativa, normal en algunas negociaciones ¿De qué cojones conocía él a Maurice? Sabía que era una persona muy alegre, siempre con una sonrisa en la boca y que decía las cosas claras y sencillas por muy complejas que pudieran ser como cuando le explicó a Vincent cómo habían descubierto virus que podían atacar a otros virus y con una suerte de códigos químicos y alteraciones celulares "reclutarlos" para una infección benigna. Vincent era el que habló a continuación:
- No te dejes llevar por tu asombro y racionaliza lo que estás experimentando. Piensa cuál es el agente externo que ha podido llevarte a esta situación.
Robert pensó: "Pues, joder, mi jefe. Que cabrón el Richard ya me ha hecho una buena putada. Tiene toda la pinta. Un pueblo alejado en el que puedes realizar un complot universal simplemente organizando a 14 personas y en el..."
- Por Dios Robert - Sonrió Charles, como siempre lo hacía cuando veía a alguien confuso con su iniciación... ¿cómo sabía eso Robert? - No hablamos de este tipo de raciocinio cuadriculado. Piensa con libertad. Qué agente externo ha podido llevarte a esta situación.
- El Café,...eh supongo.
- Gracias. Siempre cuesta encontrar el punto de fricción para una nueva mente en la Comuna entre el pasado y el presente.
- Pero Charles, no entiendo porqué aparenta que os conozco de toda la vida.
- Verás, Te contaré el pasado común y que debo organizar para poder explicarte. Notarás en tu cerebro un eco a lo que te voy contando. Es una consecuencia de lo que voy a relatarte. Toma asiento primero.
Robert dejó sus bartulos al lado de la cómoda silla y se dejó caer como rindiéndose a un conjunto de sensaciones totalmente nuevas.
- Bioquímicamente hablando tu cerebro emite una serie de señales cuando razonas. Tras nuestras investigaciones hemos detectado que ciertos alimentos pueden sincronizar con un patrón normalizado dado (una especie de filtro) las señales de tu cerebro usando lo que se llama como el bioritmo. Usando este bioritmo pautado tu cerebro se pone en modo de acoplamiento con otras señales amplificando tu percepción sensorial. No es que nos conozcas, es que estás accediendo a zonas de nuestros cerebros donde se asocian los recuerdos y los sentimientos.
Al segundo Robert soltó:
- Parece mentira, pero lo comprendo.
Elizabeth:
- Ya lo sabemos.
Vincent con su eterna sonrisa en la boca continuó la conversación:
- Volviendo al motivo de tu reunión. Nuestra decisión es no.
- Pero no puedo entender el No, no sabéis lo que vendo a ofreceros.
- Lo siento Robert, no crees en ello y nosotros tenemos otro plan alternativo.
Charles volvió a explicar en detalle como siempre hacía:
- En las decisiones nuestras mentes realizan una disputa y rompen con esa sincronización. La alteración del bioritmo provoca eso. Estados como depresión, ansiedad, ira, etc... modifican el bioritmo ya que el cerebro crea oleadas de "activadores" o "atenuantes" con forma bioquímica que alteran el comportamiento normal. Es por eso que no comprendes nuestra decisión. Tú formas parte de ella y no has estado en el proceso de "choque" como lo llamamos.
Vincent asintió y continuó:
- El proceso de "choque" puede durar segundos, minutos, horas, dias, semanas,... Es como cuando tiras una piedra en un estanque. Nuestros cerebros ante una decisión a tomar por la Comuna crean unas ondas que necesitan ser alineadas.
- Inteligencia Colectiva.
- Efectivamente Robert. Pero en el plano real.
- Voy comprendiendo. Queréis llevar al plano real lo que entendemos por Web 2.0, queréis que esta sociedad sea realmente colaborativa. Queréis que la inteligencia sea consensuada por la mayoría de las mentes. Por eso no podéis permitiros el riesgo de que esas mentes estén condicionadas antes en el plano virtual ya que la desvirtualización sería un shock irremediable.
- Lo has comprendido. Tu cerebro ha podido entrar en sintonía con el nuestro. Puedes no compartirlo, evidentemente. Pero la decisión está tomada por mayoría. ¿Lo notas?